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Cáritas cerca de las familias en el Trastormes

20 enero, 2021

Cáritas diocesana de Salamanca lleva más de 30 años en la zona del Trastormes en los barrios de San José y Chamberí – Tejares. Este mes ha finalizado el proyecto Uluyilia”, (familia en lengua romaní) mediante el cual se ha acompañado a 89 familias y 142 niños y jóvenes a lo largo de los dos últimos años. El local de ‘la Inmaculada’ sigue siendo espacio de referencia y continúa el trabajo del programa en el barrio. 

Uluyilia es un proyecto dirigido a niñosjóvenes y familias en situación de riesgo de exclusión con menores de edad a su cargo. Está ubicado en la zona oeste del Trastormes, al sur de la ciudad, “al otro lado del río” con respecto al centro histórico, cultural y financiero de la ciudad. En concreto en 3 barrios: Chamberí, Los Alambres y Tejares. 

Las familias que han participado tienen un nivel cultural bajo o muy bajo, sin títulos de educación obligatoria, en la mayoría de los casos. El trabajo del sustentador principal de la familia suele ser de baja cualificación profesional. En algunos hogares convive la familia extensa y en otros, falta la figura paterna. Viven, generalmente, en casas de protección social o de renta antigua. 

En cuanto a los niñosel trabajo que Cáritas ha realizado durante varias décadas nos lleva a valorar que las condiciones en que viven algunos menores de nuestra ciudad distan todavía de ser las óptimas para su pleno desarrollo integral como personas y como miembros de una comunidad. Sentimos que tienen amenazados algunos de los derechos de la infancia y desde el proyecto se ha intervenido por asegurar que todos y todas tengan: 

  • Derecho a la educación: se ha velado porque todos puedan acceder a los recursos educativos formales, así como tener el mejor aprovechamiento según su potencial. Se les ha motivado para conseguir una titulación de Graduado en Educación Secundaria, así como a continuar su formación postobligatoria. Se ha paliado la brecha digital. 
  • Derecho a jugar y a tener un tiempo libre enriquecedor: se les ha posibilitado recursos de juego y tiempo libre en los locales como en la calle gratuitos acordes a sus edades. 
  • Derecho a participar: se ha escuchado sus aportaciones y propuestas en las actividades en las que participan, se dio respuesta a las aportaciones oportunas y posibles. Se posibilitó que participaran en las decisiones que les afectan. 
  • Derecho a desarrollar todo su potencial social, emocional, cognitivo y físico: todos han tenido aprendizajes por medio del juego y se han relacionado positivamente con otros iguales y adultos sin distinción de género, etnia, o cualquier otro elemento diferenciador. Se han transmitido conocimientos y valores que les permitieron cuidar el medio ambiente y disfrutar de él. 

Reducir la transmisión intergeneracional de la pobreza en las familias vulnerables. 

Actualmente en el barrio se están trabajando con niños y jóvenes de diferentes edades. 

  • Infancia en educación infantil o previa (2 a 6 años), hijos de parejas muy jóvenes o familias numerosas, con un nivel socioeconómico muy bajo, muchos en paro y dependientes de ayudas sociales.  
  • Infancia en educación primaria (de 6 a 12 años). Pertenecen a familias de dos o más hijos, sin recursos o con trabajos en la economía sumergida. Con bajo rendimiento escolar y dificultades para participar en otras actividades. En estas zonas el nivel de oferta de recursos educativos gratuitos es bajo. 
  • Adolescentes en educación secundaria (de 12 años en adelante), grupo con problemas de rendimiento escolar y en ocasiones de absentismo. Se detecta una gran desmotivación hacia lo escolar y lo cultural en general. Los progenitores por falta de formación, se quedan sin herramientas cuando el hijo/a se aparta de la educación obligatoria y en ocasiones antes. 

Desde Cáritas se han ofrecido actividades voluntarias y sin coste, consiguiendo que se mantengan durante largos periodos de tiempo hasta lograr un vínculo de confianza que dan los años de cercanía.  

Algunos datos 

Durante estos dos años han participado 142 niños y adolescentes que pertenecen a 89 núcleos familiares. Con todas las familias se ha mantenido un contacto básico, pero con 42 de ellasen situación de especial vulnerabilidad, se ha llevado a cabo un proceso de acompañamiento familiar en sus procesos vitales y se les ha ido dotando de herramientas para que puedan ser autónomos en la crianza y educación de sus hijos. 

Educación, clave fundamental 

En este proyecto ha sido fundamental la coordinación con el colegio público de la zona y con otros centros escolares de fuera del barrio, así como con los servicios sociales. El seguimiento personalizado y coordinado de los procesos educativos se ha traducido en que se han hecho acompañamientos escolares a 90 de los participantes, incluyendo también contacto con los centros de educación secundaria. Además, se han realizado acompañamientos personales a adolescentes que ya no participan en actividades por haber dejado de cursar la ESO, que están en un momento de toma de decisiones de su futuro, 20 de ellos a menores de 21 años vinculados a este proyecto. 

Durante el confinamiento, las actividades y seguimientos no han podido ser presenciales, pero se ha estado en contacto telefónico con todas las familias y se han buscado medios virtuales para no perder el contacto y poder retomar la presencia en las actividades en cuanto ha sido posible. 

Continuidad en la zona y confianza en el proyecto 

Con muchas de las familias el vínculo de confianza establecido, ha permitido que abran las puertas del hogar a los educadores y voluntarios: gracias al trabajo en red, casi todos los niños con los que se ha contactado están escolarizados a los 3 años, las familias más jóvenes tienen de referencia a los educadores para resolver sus dudas e inquietudes y se ha motivado con eficacia para que participantes mayores de 16 años continúen su formación. 

 La integralidad (tanto hacia dentro del núcleo familiar, trabajando con distintos miembros de la familia en diferentes ámbitos; como hacia fuera, en sus relaciones) es necesaria para paliar la transmisión intergeneracional de la pobreza, el proyecto ha posibilitado que familias tienen varios hijos que puedan participar en diferentes actividades según su edad y necesidades. Las actividades, las charlas participativas y las celebraciones han permitido disfrutar a los distintos miembros atendiendo a sus intereses. Esto ha sido posible gracias a recursos de la ciudad y al trabajo coordinado con otros recursos de Cáritas. 

Resultados del proyecto  

En cuanto a la valoración del impacto ha sido relevante en aspectos personales y familiares. Se han generado y mantenido hábitos saludables como higiene, alimentación y uso de los protocolos de sanidadSe ha mejorado el acceso a información educativa en Internet y otros recursos informáticos que les han posibilitado realizar sus tareas escolares. Se ha logrado una mejora de los recursos para los adultos con hijos a su cargo.   

A nivel comunitario, cabe destacar que en el último trimestre, el centro de La Inmaculada se ha convertido en centro de referencia de la acción en el barrio donde se han podido realizar todas las actividades propuestas, facilitando el trabajo integral con los miembros de las familias que han participado en ellos; esto ha facilitado que las personas que lo han necesitado tuvieran más acceso al local ampliando horarios de apertura. 

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