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Cáritas Europa reclama con urgencia una reacción humana en la frontera greco-turca

4 marzo, 2020

Recuerda que las personas migrantes no deben ser vistas como una amenaza a la seguridad

Cáritas Europa ha emitido una nota en la que reclama con urgencia una reacción humana en la frontera greco-turca.

Este es el texto íntegro del comunicado:

Se necesita con urgencia una reacción humana en la frontera greco-turca

Los migrantes no deben ser vistos como una amenaza a la seguridad; son personas en una situación vulnerable que necesitan nuestra ayuda. En respuesta a los últimos acontecimientos dramáticos en la frontera greco-turca, Cáritas Europa llama a Europa a unirse en los principios de dignidad y humanidad para aliviar el sufrimiento de los más vulnerables.

Los terribles y desesperados acontecimientos de los últimos días en la frontera entre Turquía y la UE exigen una reacción rápida y humana por parte de las próximas reuniones extraordinarias del Consejo de Justicia y Asuntos de Interior y de Asuntos Exteriores de la UE. En consecuencia, Cáritas Europa hace un llamamiento a la UE y sus Estados miembros para que busquen urgentemente una solución humana y digna a la dramática situación humanitaria que ahora se está desarrollando en la frontera exterior de Grecia, tanto en las islas como en el continente, después de que Turquía abriera su frontera exterior hacia los Estados de la Unión.

‘Las personas que intentan llegar a Europa en busca de protección deben ser tratadas con dignidad y respeto, y nunca ser saludadas con gases lacrimógenos, armas de fuego u odio. Europa debe defender valores como la humanidad y la solidaridad, que son el núcleo de la fundación de la UE “, afirma Maria Nyman, secretaria general de Cáritas Europa

Centrarse exclusivamente en los controles fronterizos se traduce en la criminalización de las personas en situación de movilidad y alimenta un pánico irracional. La UE y sus Estados miembros deben elaborar un plan colectivo sólido para proporcionar ayuda humanitaria a los miles de personas, incluidas familias, mujeres y niños, que han huido de las guerras, la persecución y el hambre, y que ahora están atrapados en la frontera exterior de la Unión.

No podemos aceptar la muerte de niños cuando intentan alcanzar la seguridad de la UE. Y no podemos mirar pasivamente cuando nuestros guardacostas atacan y empujan a los migrantes a bordo de un bote en situación precaria, tratando de llegar a tierra firme, como ha sucedido en Grecia esta semana. En palabras del Papa Francisco, debemos atajar la “globalización de la indiferencia”. Europa debe asumir sus responsabilidades y valores fundacionales.

Además, Europa debe mostrar solidaridad hacia Grecia y los solicitantes de asilo que quedan en el limbo legal, especialmente en las islas griegas. Los Estados de la UE deberían reubicar urgentemente a los solicitantes de asilo, comenzando por los más vulnerables, como son los menores no acompañados. Reiteramos este llamamiento junto a otras 64 organizaciones europeas de la sociedad civil, lo que subraya aún más la urgencia de la situación inhumana.

Según el ACNUR, 40.000 migrantes se encuentran en campamentos oficiales en las islas griegas, que están diseñados para albergar solo a 6.000 personas. Miles más viven en campamentos improvisados, ​​sin acceso a servicios o atención médica. La frustración aumenta entre la población migrante que queda en el limbo y los isleños que se sienten abandonados por las autoridades griegas y el resto de Europa. Esto ha provocado varias manifestaciones, mayores tensiones, violencia y racismo hacia los migrantes. Una atmósfera cada vez más tóxica hacia las ONG y los voluntarios que apoyan a los migrantes también ha provocado varios ataques.

De manera similar al ACNUR, Cáritas insta a todas las partes a abstenerse de usar la violencia contra los migrantes y las ONG que los rescatan y apoyan. Condenamos enérgicamente las restricciones aplicadas al acceso al asilo y la devolución que se están llevando a cabo en Grecia y en la frontera turca.

Reconociendo que la situación actual está relacionada con la crisis humanitaria en Siria y los países vecinos, es todavía más imperativo que la UE no mire hacia otro lado; al contrario, debería intensificar sus esfuerzos diplomáticos para negociar el fin de la guerra en Siria y proporcionar apoyo humanitario a las personas recién desplazadas en la región de Idlib. No olvidemos que más de 12 millones de personas han sido desplazadas por la represión y la violencia en Siria desde 2011. Ya es hora de que estas personas reciban algo de humanidad y paz.

Como el acuerdo UE-Turquía está a punto de cumplir, el 18 de marzo, su “aniversario” de 4 años, estos dramáticos eventos confirman que este acuerdo no es, ni fue, una medida sostenible para responder al creciente número de personas que necesitan protección. La UE y sus Estados miembros no pueden seguir externalizando sus políticas de asilo y migración a países vecinos como Turquía o Libia. En su lugar, deberían diseñar políticas humanas que estén enraizadas en los valores de la UE, como la solidaridad y el reparto de responsabilidades, y que cumplan plenamente con los derechos fundamentales. Aprendamos de nuestros errores de no haber ideado soluciones sostenibles para la movilidad humana y reconozcamos la necesidad de implementar políticas integrales a largo plazo que incidan en las causas que conducen a la migración forzada.

 

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