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«Fuente de vida, conversión y orientación hacia nuevos caminos para la Iglesia y ante un mundo en crisis socioambiental»

28 octubre, 2019

Mensaje final de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) sobre el Sínodo especial para la Región Amazónica.

– Al término de las sesiones del Sínodo Especial para la Región Amazónica, celebrado en Roma entre el 7 y el 26 de octubre, la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), uno de los actores principales de esta asamblea y de la cual forma parte Cáritas Española, ha difundido un mensaje final en el que define la experiencia sinodal como “una experiencia inédita de caminar juntos y que ha transformado a la Iglesia desde los dones de la periferia, antes considerada indeseable, que llegan al centro ayudándole en su propio proceso permanente de reforma en marcha”.

Una comisión de Caritas Española, encabezada por su secretaria general y el delegado episcopal, Natalia Peiro y Vicente Martín Muñoz, se desplazó a Roma desde el 19 al 23 de octubre para llevar a cabo una intensa agenda de actividades en el marco del Sínodo Amazónico y acompañar el proceso sinodal. Uno de los momentos más emotivos de la estancia en Roma de esta delegación fue su participación, el domingo 20 de octubre, en la celebración eucarística en las Catacumbas de Santa Domitila, presidida por el presidente de REPAM, cardenal Claudio Hummes, y durante la cual se firmó el Pacto de las Catacumbas por la Casa Común, al que se adhirió Cáritas Española.

Este es el texto íntegro del mensaje final de la REPAM:

Mensaje Final de REPAM sobre el Sínodo Amazónico

LA ESPERANZA EN ESTA NAVEGACIÓN POR LAS AGUAS DEL RÍO SINODAL AMAZÓNICO: FUENTE DE VIDA, CONVERSIÓN Y ORIENTACIÓN HACIA NUEVOS CAMINOS PARA LA IGLESIA Y ANTE UN MUNDO EN CRISIS SOCIOAMBIENTAL

Sínodo Especial para la Región Amazónica. Roma, Octubre de 2019

I. Nuestra esperanza en el Cristo encarnado en la Amazonía y sus nuevos caminos

La experiencia de conversión eclesial traída por la “periferia” de la Amazonía y de sus pueblos, ha producido el camino de novedad Sinodal que SIGUE y que está todavía en proceso, ayudando al centro a ser reformado. Por tanto, debemos trabajar intensamente, y juntos-as, para seguir navegando estas aguas vivas de la diversidad cultural y del compromiso de cuidar nuestra casa común para crear un mejor mañana (el Reino por el que Cristo nos llama a trabajar) en medio de una Amazonía y un mundo que siguen en llamas materiales y existenciales por la injusticia y el deseo de acumulación. Es tiempo de cambiar, el tiempo es ahora y será por la vía de la sinodalidad.

II. El camino de nuestra navegación

1. La experiencia de conversión, es decir el ser transformados por y hacia la Amazonía como territorio vivo y diverso, y por y hacia sus pueblos y comunidades, es al mismo tiempo la manera en que Dios mismo nos va mostrando el camino por el cual debemos ir como Iglesia al servicio de la vida. Confiar en que Dios camina con nosotros, que está y ha estado presente en este proceso, y nos invita a ser verdaderos co-creadores de nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral.

2. El camino es algo permanente y es un proceso continuo (no termina). Este Sínodo es ya una experiencia inédita de caminar juntos y ha transformado a la Iglesia desde los dones de la periferia, antes considerada indeseable, que llegan al centro ayudándole en su propio proceso permanente de reforma en marcha. Una conversión real liderada por el Papa Francisco y que hoy es irrenunciable, para ser más una Iglesia que está en salida misionera, que dialoga con los otros diversos en plano de respeto e igualdad, una que se afirma como una voz ética, mártir y profética ante la crisis socioambiental sin precedentes, y una que toma posición como el propio Jesús del lado de los que han sido considerados descartables y que hoy ilustran los Nuevos caminos.

3. El Sínodo ha tenido diversas fases que son como los diversos afluentes, o ríos tributarios, que se van integrando poco a poco al majestuoso, tumultuoso e imparable Amazonas que es fuente de vida en el corazón de la Iglesia y del mundo, reconociendo:

A) El origen histórico del Sínodo que se descubre evidente en el camino desde el Concilio Vaticano II en el que somos una Iglesia que en su seguimiento de Cristo se abre, progresiva pero irrenunciablemente, al mundo y a sus gritos y esperanzas, haciendo una opción firme para ser signo de vida y hermana de camino para la realidad del mundo de hoy. Un Iglesia siempre en reforma.

B) El camino del Magisterio de la Iglesia en América Latina (Medellín 1968; Puebla 1979; Santo Domingo 1992; Aparecida 2007), que ha hecho una opción preferencial por los pobres, por el diálogo con las culturas, por el reconocimiento de su llamado a evangelizar en el respeto de las identidades e iluminando la presencia de Dios ya viva y vigente en los pueblos, y en su definición de caminos de discipulado misionero con una opción y preferencia por la Amazonía como territorio socio-cultural y sus pueblos y comunidades. Una Iglesia que descubre su vocación y misión desde la vida de los pueblos y en su propio camino.

C) Los testimonios de innumerables mujeres y hombres mártires de la Amazonía que muestran la fuerza viva del camino de entrega para ser semillas que se siembran en el corazón de los pueblos, en la opción por la justicia, y siendo vida y vida en abundancia para ellos. En este mismo sentido, tantos profetas, los conocidos y los anónimos-as, que han entregado su vida y que la entregan desde sus opciones particulares, institucionales, en red, y desde su ser laicos-laicas, misioneros-as, religiosos-as, sacerdotes, obispos, y tantos más que han abierto el corazón para dar vida a este acontecimiento sinodal. Estos testimonios seguirán siendo los que lleven adelante este proceso más allá de este momento coyuntural, y muy importante, de Asamblea.

D) La Red Eclesial Panamazónica -REPAM-, que ha nacido como confluencia de tantas aguas vivas y ha servido como el punto de encuentro y que ha servido incansablemente para que las fuerzas esenciales, pero frágiles y dispersas de la Amazonía, puedan encontrarse para responder a este sistema que descarta, mata, y que no da más. Como REPAM hemos ido aprendiendo y tejiendo progresivamente una sinodalidad que ha servido para llegar a este Sínodo, sobre todo en la escucha atenta a las voces del territorio.

Hemos aprendido a servir como puente para que muchas personas se sepan parte esencial de este Sínodo dentro del Aula y fuera de ella, todos en un mismo espíritu que busca crear nuevas posibilidades de responder juntos para que en este mundo roto, en profunda crisis ambiental, inestabilidad democrática, donde se vive el rechazo a lo diferente, sintamos el llamado a ser verdadera presencia que opta por

la vida. Incluso con las consecuencias que ello trae, de confrontar e incomodar a los poderes que en este mundo quieren servir a intereses malignos de destrucción y muerte.

E) La vida de los pueblos indígenas en general, y de las mujeres en particular, que han dado un tono totalmente diferente, más vivo, renovado, y valiente a este Sínodo. Su claridad, el testimonio de sus vidas, su conexión espiritual con la Amazonía, y el grito valiente hacia un cambio ya, a ser aliados, a responder a la urgencia, y a un caminar con el Papa, han dejado una huella imborrable en este Sínodo. Estoy seguro que esta marca quedará en el corazón del Papa, de toda la Iglesia, y de quienes hemos participado en este Sínodo como la presencia de la fuerza viva de Dios entre nosotros. Una voz de mujer, intercultural, y de entrega valiente por la vida hasta las últimas consecuencias, aunque nos falte mucho por caminar como Iglesia para dar el espacio merecido a estas voces.

F) Y, sobre todo, saber que el SÍNODO es un PROCESO en marcha, que es una navegación de largo aliento y que tiene mucho más para seguir recorriendo en estas aguas vivas de la Amazonía, aprendiendo de los pueblos y comunidades, haciendo su opción inculturada e inter-cultural con ellos, pero que el MEJOR VINO aún está por venir. La Fase Post-Asamblearia del Sínodo es la más importante. En ella como Iglesia en el territorio, como REPAM, y con los pueblos y comunidades que somos juntos los principales responsables, DEBEMOS volver a quienes viven y esperan en el territorio. Llevar de regreso lo que ellos nos han confiado con sus vidas, esperanzas, gritos y alegrías, para seguir tejiendo juntos ahora que comienza lo más importante. La fase final, y la más importante del Sínodo, apenas comienza ahora, y nos corresponde a todos-as juntos llevar las conversiones profundas adelante.

Es el vino nuevo que requiere de odres nuevos para poder madurar poco a poco y saber que el reino y la posibilidad de otro mundo está ahí, que debemos luchar por ello, y que la muerte no tiene, ni tendrá nunca la última palabra. Es una verdadera experiencia de camino hacia la pascua, hacia la resurrección. Se trata de asumir los fuegos vivos y de esperanza de nuestros pueblos y comunidades, los cuales puedan apagar y asfixiar a los otros fuegos destructivos del deseo de acumular, del deseo de destruir, del rechazo de los otros modos de vida. Debemos descubrir en los pueblos amazónicos, con sus propias fragilidades, las enseñanzas para un posible camino hacia el buen vivir y a una relación más armónica con el todo, con el cosmos.

III. Los Horizontes del camino Sinodal

El Sínodo expresa 4 conversiones esenciales que serán los NUEVOS CAMINOS para la reforma y la nueva etapa para la Iglesia en la Amazonía y, quizás, también para toda ella.

– Nuevos caminos de Conversión Pastoral.

Ÿ Iglesia en Salida Misionera

Ÿ Discípulos Misioneros en la Amazonía

– Nuevos caminos de Conversión Cultural – inculturada e intercultural.

Ÿ El rostro de la Iglesia en los pueblos amazónicos e indígenas

Ÿ Caminos para una Iglesia Inculturada e Intercultural

– Nuevos caminos de Conversión Ecológica – Socioambiental.

Ÿ Hacia una ecología integral desde la Encíclica Laudato Si´

Ÿ Iglesia que cuida la casa común en la Amazonía

– Nuevos caminos de Conversión Sinodal.

Ÿ La sinodalidad misionera en la Iglesia Amazónica

Ÿ Nuevos caminos para la ministerialidad eclesial

Ÿ Nuevos caminos para la sinodalidad eclesial

IV. En comunión y en camino con nuestro hermano el Papa Francisco, la Iglesia y la Amazonia

Dado que el CAMINO es en realidad la propia EXPERIENCIA, y que Jesús y su llamado a ser co-creadores del Reino nos indican el rumbo, es importante saber que

este proceso Sinodal es un medio privilegiado de acompañar al Papa Francisco. En este camino los pueblos indígenas amazónicos han llamado al Papa: su hermano y uno de ellos, el que los entiende mejor, el que está haciendo una opción valiente para defender la vida y sus territorios, su aliado, y aquel que perciben que necesita ser acompañado porque parece estar solo por momentos. La mejor manera de navegar estas aguas con él es asumiendo los compromisos de este Sínodo, independientemente de lo que está en el papel, es decir mirando lo que está en nuestra experiencia vivida y en lo que dentro de nosotros se ha transformado y ha traído renovación. Son semillas disponibles, con la certeza de que hay mucho por hacer para sembrar en la tierra que hemos preparado, y otros en el futuro habrán de recibirlo como don.

Reconociendo esos compromisos nuevos, nos sentimos llamados-as a llevarlos a nuestros territorios, convocados a participar y transformar nuestras realidades eclesiales particulares disponiendo la vida -echando el hombro-, y esperando a que el Papa pueda discernir todo lo que ha escuchado de nosotras-os en estos dos años (y en estas 3 semanas de Asamblea) para que nos devuelva su palabra y sus orientaciones en la posible Exhortación Apostólica, o algún otro tipo de documento, que podría venir en Marzo del próximo año. Seamos pacientes, para esperar que nuestro hermano Francisco nos dé sus aprendizajes luego de escucharnos.

El documento final de este Sínodo será un instrumento muy importante, pero no es el documento que determinará los nuevos caminos. Nos sentimos invitados a no ser atrapados por quienes no quieren cambiar nada y que desean que las cosas terminen aquí, y también a tener cuidado con profetas de calamidades que expresan que nada de esto ha tenido sentido por mirarlo a la luz de sus propias categorías autorreferenciales. En ambos casos se niegan a ver, e impiden la mirada a otros, que este es el momento preciso, un kairós esperado que sigue fluyendo como río de agua viva y que no se puede parar por lo que ya ha sido y alcanzado, lo que ya es y está determinando como novedad, y lo nuevo que inevitablemente será para abrir nuevos horizontes del Reino.

“Con los pueblos diversos de esta Amazonía, Oh Señor de la encarnación, Jesús de la entrega hasta la muerte trágica por las injusticias de ayer y hoy, y Cristo de la certeza de la nueva vida en la incontenible resurrección, que sepamos reconocer Tu verdad en la diversidad de cada cultura en aquellas tierras. Que sepamos discernir la verdad de tu llamado en la voz y en la vida de los pueblos y comunidades que viven en relación armónica con la tierra, con los otros, y con la fuerza divina”. (Fragmento de la oración de consagración del Sínodo Amazónico a San Francisco de Asís).

26 de octubre de 2019.

Card. Claudio Hummes, OFM, presidente

Card. Pedro Barreto Jimeno, SJ, vicepresidente

Mauricio López O., secretario ejecutivo

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