El Tiempo de la Creación 2025 concluyó este mes, dejando tras sí ecos que invitan a la reflexión. En Salamanca, también se hizo sentir su huella. Desde el 1º de septiembre hasta el 4 de octubre, cientos de personas participaron en celebraciones, rutas, vigilias y talleres que recordaron una verdad sencilla: nuestro planeta necesita descanso, cuidado y ternura.
Este año muchos miembros de la comunidad salmantina pusieron su granito de arena inspirados por el lema: “Paz con la Creación”. Palabras que son una invitación del papa León XIV a mirar la naturaleza con otros ojos. Este mensaje, aparentemente sencillo, quiere tocar con palabras los corazones. Alentar acciones que permitan plantar «semillas de paz y esperanza». No perdamos de vista que es una llamada para los gestos modestos que, empezando por lo pequeño, van adquiriendo significado con la fuerza que da el hacerlo en clave de respeto, agradecimiento y moderación por nuestra casa común.
En Salamanca, las parroquias y comunidades han respondido con creatividad. El 7 de septiembre se celebró la Misa por el Cuidado de la Creación, un encuentro donde fe y práctica se entrelazaron. A partir de ahí, se multiplicaron las actividades para todos en la familia. Caminatas ecológicas por la ribera del río Tormes, talleres de reciclaje en colegios, vigilias al aire libre y charlas sobre cómo reducir nuestro impacto ambiental desde la vida cotidiana.
El 24 de septiembre, el Día Internacional contra el Cambio Climático, nos dejó uno de los momentos más emocionantes con la presencia de jóvenes, familias y grupos parroquiales que protagonizaron una jornada de reflexión que conjugó una vez más, oración y acción. Y todo el mes quedo marcado y al amparo de este sentimiento espiritual.
La clausura, el 4 de octubre, día de San Francisco de Asís, reunió a decenas de fieles en una potente oración. Se bendijeron plantas y animales, se agradeció el trabajo de quienes se habían implicado, y se recordó que el compromiso no termina con la última misa. Todo lo contrario, allí empezaba.
Recordemos que el Tiempo de la Creación no es una fecha que luego olvidamos: es un llamado urgente para vivir de otra forma. Supone consumir menos, agradecer más y tratar de comprender el sentido de muchas cosas que rodean nuestras vidas. Y en una ciudad como Salamanca, donde pasado, presente y futuro conviven con las prisas del s. XXI, tenemos que intentarlo. Hacer que el mensaje cale y florezca a lo largo de los días.
No se trata de un idealismo a todo tren, sino de realismo con esperanza. Si queremos paz, también tenemos que ofrecerla al planeta. El Papa lo dijo con palabras sabias: “La Tierra no nos pertenece, nos la confiaron”. Y esa confianza implica responsabilidad.
El Tiempo de la Creación, por este año, ha concluido, pero las semillas no dejan de germinar. Quizá en un huerto parroquial, en un niño que aprendió a reciclar, en alguien que camina más y contamina menos. Pequeños gestos, grandes pasos. Y así, un paso tras otro, sumaremos voluntades y corazones en favor de la casa común.
Carmen Sanchís, voluntaria de Cáritas Salamanca.

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