La situación sigue agravándose en Gaza, tras el reciente ataque al último templo cristiano en medio de la crisis humanitaria “¿Cuándo terminará esta locura?”, clama el personal en terreno.
La ‘Iglesia de la Sagrada Familia’ en Gaza (único templo católico y lugar de refugio para decenas de civiles) fue alcanzada el pasado jueves 17 por un bombardeo del ejército israelí. El ataque, que tuvo lugar hacia las 10:20 de la mañana, ha dejado tres personas fallecidas y nueve heridas —una en estado crítico y dos graves—, entre ellas el párroco Gabriel Romanelli, que sufrió heridas leves.
Desde Cáritas Salamanca, nos unimos al dolor de la Iglesia de Tierra Santa, de la comunidad cristiana de Gaza y de las familias de las víctimas, a quienes hacemos llegar nuestra oración y solidaridad. Que este templo (lugar de esperanza para quienes ya lo habían perdido todo) haya quedado derruido, evidencia la extrema gravedad del momento.
La condena por parte del Patriarcado Latino ha sido firme: “Este ataque constituye una grave violación contra civiles inocentes y contra un lugar sagrado”. El propio Santo Padre ha hecho llegar su pésame y cercanía, sumándose a quienes claman por el fin de esta guerra. “La muerte, el sufrimiento y la destrucción están por todas partes”, ha afirmado el Patriarcado, subrayando que esta tragedia no es un hecho aislado, sino parte de una cadena continua de dolor que asola Gaza.
Un colapso humanitario
Recientemente, Cáritas Jerusalén lanzaba un nuevo informe describiendo una situación de “devastación sin precedentes”. Los sistemas de alimentación, salud, educación, agua y refugio están colapsados. Las cifras son alarmantes:
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Más de 758 muertos y 5.000 heridos desde finales de mayo solo entre quienes buscaban ayuda humanitaria.
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El 80 % de las infraestructuras de agua y saneamiento están inutilizadas.
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La atención médica está superada. Escasean los suministros básicos y aumentan las enfermedades.
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Más de 15.800 estudiantes y 700 educadores han perdido la vida.
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Se calcula que 1,3 millones de personas necesitan urgentemente refugio.
El personal humanitario de Cáritas Jerusalén continúa trabajando en una situación de máximo riesgo, con clínicas móviles, atención psicosocial y asistencia directa. Sin embargo, el deterioro en zonas como Al Zaitoun (donde se encuentra precisamente la Iglesia de la Sagrada Familia) ha obligado a cerrar puestos médicos, poniendo en peligro tanto a los equipos como a quienes dependen de ellos.
Desde el terreno, se elevan voces de impotencia y clamor: “No pasa un solo día sin que pensemos en nuestro personal, que lo arriesga todo para servir a los demás. ¿Cuándo terminará esta locura? ¿Cuándo reconocerá el mundo la santidad de la vida?”.
Ante esta emergencia, Cáritas Jerusalén y Cáritas Internationalis continúan con su llamamiento urgente a la comunidad internacional, a los gobiernos e instituciones religiosas, para: exigir un alto el fuego inmediato, garantizar el acceso sin trabas de la ayuda humanitaria, y proteger a la población civil, especialmente niños, mujeres y desplazados.
Desde Cáritas Salamanca nos unimos a este llamamiento con firmeza, ya que hay muchas vidas que penden de un hilo. Nuestra misión como Iglesia es no mirar hacia otro lado. Por eso, pedimos a la sociedad salmantina que siga informándose y actúe. No podemos ser indiferentes.