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Salamanca peregrina al Jubileo de los Jóvenes en Roma: Fe y esperanza en comunión

6 agosto, 2025

Del 28 de julio al 3 de agosto, Roma se ha convertido en un lugar de encuentro y renovación para miles de jóvenes de toda Europa; entre ellos, un grupo de 48 peregrinos de la Diócesis de Salamanca.

Este evento espiritual dentro del proyecto internacional «Roma 25 – Santiago 27 – Jerusalén 33», busca preparar a la Iglesia y a las nuevas generaciones para el Jubileo de la Redención en 2033. Más que una peregrinación, esta experiencia ha sido un camino de fe, comunión y compromiso con el Espíritu Santo.

La jornada inaugural en la Basílica de Santa María en Trastevere fue histórica: jóvenes de quince delegaciones europeas proclamaron el Manifiesto de los Jóvenes Cristianos de Europa, bajo el lema “Una revolución del Espíritu Santo”. Un texto que refleja una Iglesia viva y en salida, una generación que se siente llamada a ser testigo auténtico en un mundo que anhela sentido y esperanza. Mons. Rino Fisichella, responsable del Jubileo, y el papa León XIV, recibieron este mensaje con entusiasmo, alentando a los jóvenes a anunciar con valentía la resurrección de Cristo y ser luz para Europa.

Peregrinos de sentido

La delegación charra ha estado arropada en todo momento por el responsable de Pastoral Juvenil, Andrés González,  y por el obispo de Salamanca, Mons. José Luis Retana, ofreciéndoles apoyo y palabras de aliento durante la peregrinación. Su presencia ha sido un pilar para los jóvenes, quienes valoraron mucho el vínculo cercano con su pastor diocesano en un momento tan especial.

Para los salmantinos, el 1 de agosto fue un día lleno de símbolos y emociones. Comenzaron con una oración bajo el lema “Somos peregrinos de sentido”, meditando sobre la vocación personal y el llamado a vivir el Jubileo con autenticidad y entrega. Luego visitaron la Basílica de San Juan de Letrán, la catedral de Roma, y cruzaron la Puerta Santa, símbolo de perdón y reconciliación, fortaleciendo su fe.

Por la tarde, participaron en el Encuentro de Jóvenes Españoles en la Plaza de San Pedro, donde más de 30.000 jóvenes se reunieron para compartir testimonios de vida y fe bajo el lema “Confío, ¿y tú?”. Jóvenes como María Tagarro, José Tomás y la pareja Quique y Mery narraron cómo Dios transformó sus vidas y les enseñó a confiar. La eucaristía presidida por Mons. Luis Argüello, arzobispo de Valladolid, fue una llamada a ser testigos vivos de la esperanza, alentando a construir juntos una Iglesia abierta y misionera.

Vigilia de adoración: silencio y encuentro con Cristo

El 2 de agosto, la vigilia en Tor Vergata reunió a más de un millón de jóvenes para una noche de adoración y oración con el papa León XIV. Los peregrinos de Salamanca se sumaron a esta multitud en un ambiente de silencio profundo, que expresaba fe y comunión más allá de las palabras. En vez de la homilía tradicional, el Papa dialogó directamente con los jóvenes, respondiendo a tres preguntas sobre la amistad, las decisiones vitales y la búsqueda de verdad.

Dulce María, una joven mexicana, habló de la soledad que sienten muchos jóvenes a pesar de estar conectados digitalmente. El Papa reconoció la dificultad de las relaciones superficiales y animó a buscar una amistad verdadera en Cristo, recordando que la amistad es camino hacia la paz. Sobre la toma de decisiones, el Papa recordó que elegir es definir quién queremos ser y que el amor de Dios sostiene cada paso. Finalmente, habló del deseo de verdad y belleza en el corazón humano, y de Jesús como luz que guía y acompaña, invitando a vivir el Evangelio con autenticidad y servicio.

El silencio reverente de más de un millón de jóvenes fue el signo más poderoso de la noch; un lenguaje común que trascendió idiomas y culturas. El papa concluyó con un grito que resonó en todos los corazones: “¡Jesús es el Señor! ¡Somos la Iglesia! ¡Queremos la paz en el mundo!”.

Amanecer de esperanza

Tras una noche al aire libre, con frío y algo de lluvia, los jóvenes salmantinos se unieron la eucaristía final, presidida por el Papa León XIV en la explanada de Tor Vergata, que se convirtió en un inmenso templo al aire libre lleno de fraternidad y esperanza.

En su homilía, el Papa invitó a los jóvenes a imaginarse como los discípulos de Emaús: confundidos y tristes, pero transformados por el encuentro con Cristo resucitado. Habló de la fragilidad humana, comparándola con la hierba que florece y se seca, pero que en el don y el amor encuentra su verdadero valor. Animó a no buscar sustitutos para la sed interior, sino a abrir el corazón a Dios, que llama amablemente a la puerta del alma.

Inspirado en San Agustín, san Pablo y los ejemplos de los beatos Pier Giorgio Frassati y Carlo Acutis, el Papa lanzó un llamado exigente: “Aspiren a cosas grandes, a la santidad, no se conformen con menos”. Los invitó a vivir con compasión, humildad, dulzura y perdón, siendo “semillas de esperanza” en sus familias, estudios y comunidades.

El Papa recordó también a los jóvenes afectados por la guerra, en Ucrania y Gaza, y los animó a seguir soñando juntos un mundo mejor. Con la mirada puesta en la próxima Jornada Mundial de la Juventud en Seúl (Corea del Sur), insistió en que la peregrinación de la esperanza no termina en Roma, sino que continúa en cada vida joven dispuesta a ser testigo.

Un proyecto de renovación para la Iglesia y Europa

El Jubileo de los Jóvenes forma parte de un proyecto pastoral que busca renovar la fe y la misión de la Iglesia en Europa, preparando el camino hacia el Jubileo de la Redención en 2033. El itinerario «Roma 25 – Santiago 27 – Jerusalén 33» simboliza un camino de peregrinación, evangelización y sanación para toda una generación.

Más que una serie de eventos, este camino invita a vivir la fe como un viaje transformador, a anunciar el Evangelio con valentía y a mostrar una Iglesia madre que acoge, sana y acompaña, especialmente en tiempos de crisis. Los jóvenes participantes son protagonistas de esta renovación, dispuestos a ser luz en sus comunidades y testigos vivos del amor de Dios.

Como repetía con insistencia el papa León XIV, “Nuestra esperanza es Jesús”. Este Jubileo es una invitación a no perder nunca esa esperanza, a construir juntos un futuro de paz, amor y fraternidad en medio de un mundo que tanto lo necesita.

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