El verano es una época esperada por muchos, pero no siempre fácil para todos. Las olas de calor afectan directamente al bienestar emocional: se duerme peor, se hace menos ejercicio y se abandona con facilidad aquello que nos ayuda a sentirnos bien. Esto puede traducirse en un aumento de la ansiedad, los episodios depresivos o incluso un mayor riesgo de crisis graves.
Tal como explica Paco Iglesias, psicólogo del centro de salud mental Ranquines: “La experiencia nos dice que los ingresos psiquiátricos y el riesgo de suicidio aumentan en épocas de calor extremo. Por eso, no queremos que el verano sea una estación de riesgo, sino de cuidado y prevención”. Como respuesta, durante los meses estivales, el centro de Cáritas Salamanca apuesta por realizar actividades distintas al resto del año: «más lúdicas, desestresantes y centradas en el autocuidado emocional«, aclara.
Entre las propuestas veraniegas destacan las tardes de piscina, los espacios de arte terapia y, especialmente, los talleres de mindfulness, que este año están siendo guiados con sensibilidad y profesionalidad por Kevin, Isabel y Victoria, alumnos en prácticas del Máster en Psicología General Sanitaria.
Los talleres de mindfulness se han convertido en un verdadero oasis para muchos de los participantes. En Ranquines, esta práctica se adapta a las realidades y necesidades de cada persona. A través de respiraciones conscientes, visualizaciones, ejercicios corporales suaves y momentos de silencio compartido, los participantes aprenden a habitar el presente con mayor serenidad.
“Me ayuda a parar y a no dejarme arrastrar por los pensamientos negativos”, comenta Isidro, uno de los asistentes habituales. “Salgo más tranquila, como si hubiera descansado por dentro”, añade Carol.
El impacto se nota también en lo grupal: se genera un ambiente de respeto, silencio compartido y conexión, que fortalece los vínculos entre los participantes. El simple hecho de compartir un espacio de calma, de respiración consciente o de atención al momento presente, tiene efectos reparadores, especialmente en contextos de vulnerabilidad.
Prevenir es acompañar
El enfoque veraniego de Ranquines no es solo recreativo: es terapéutico y preventivo. “Sabemos que el verano puede ser una época difícil para muchas personas con problemas de salud mental. Por eso cuidamos especialmente la programación estival, para que no se rompa el vínculo, para que las personas sigan teniendo un lugar al que acudir, un grupo al que pertenecer y una rutina que les sostenga”, concluye José Manuel Lázaro, coordinador del centro.
Ranquines es un proyecto cofinanciado por el IRPF de la Junta de Castilla y León, el Ayuntamiento y la Diputación de Salamanca y Fundación la Caixa, junto con fondos propios.