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Día Internacional de la Infancia

21 noviembre, 2012

El 20 de Noviembre de 1952, la Asamblea General de las Naciones Unidas se reunió con la sola idea de reafirmar los derechos universales del niño y que pudiera celebrarse en cada país del mundo.

Bajo el lema “Con los derechos de la infancia no se juega” y por segundo año consecutivo, la Mesa de la Infancia de Salamanca compuesta por distintas entidades salmantinas (Asociación TAS, Cáritas, Cruz Roja, Movimiento Junior, MSC e YMCA), desarrolló una actividad con dos objetivos: por un lado sensibilizar y reivindicar ante la población la Declaración Universal de los Derechos de los niños y las niñas, y por otro lado disfrutar de una jornada lúdica entre todos/as los participantes.
La importancia del juego.
El Artículo 31 de la Convención de los derechos de los niños y las niñas, reconoce el derecho al juego. Para la Mesa de Infancia de Salamanca el Juego es la principal actividad en la vida de los/as niños/as y se cree necesario para el desarrollo de sus habilidades, capacidades y para la interrelación e integración social. En la actualidad el juego ha pasado a un segundo plano y solo se le ve como una actividad recreativa y no educativa.
Se percibe que el juego que tradicionalmente se veía en las calles, en las plazas, en los parques… con niños y niñas espontáneamente reunidos está siendo desplazado y afectado por distintos cambios generados en la sociedad.
Informe de UNICEF : “Estado Mundial de la Infancia 2012: Las niñas y los niños en un mundo urbano”
Con más de la mitad de los 7.000 millones de habitantes del mundo viviendo en zonas urbanas, el documento ofrecerá un vistazo sobre lo que eso significa para los menores.
La publicación resalta que los derechos a la supervivencia, salud, nutrición, educación y protección de los niños son ampliamente vulnerados en los entornos urbanos.
El proceso de urbanización excluye de los servicios vitales a cientos de millones de niños y niñas en las ciudades y los pueblos, advierte UNICEF en su informe.
Una mayor urbanización es inevitable. Según el informe, dentro de pocos años, la mayoría de los niños crecerán en ciudades grandes y pequeñas, y no en las zonas rurales. El 60% del aumento en la población urbana corresponde a niños y niñas que nacieron en las ciudades.
En el acto de presentación dijo el Director Ejecutivo de UNICEF, Anthony Lake: “Cuando pensamos en la pobreza, la imagen que viene a nuestras mentes suele ser la de un niño en una aldea rural”; “Pero hoy en día, un número cada vez mayor de niños y niñas que viven en tugurios y barrios marginales se cuentan entre los más vulnerables y desfavorecidos del mundo; en efecto, no tienen acceso a los servicios más básicos ni gozan del derecho a prosperar”; “La exclusión que sufren los niños de los asentamientos precarios no solo les deniega la oportunidad de desarrollar plenamente su potencial; también priva a sus sociedades de los beneficios económicos que supone una población urbana saludable y bien educada”.
En todo el mundo, las ciudades permiten que muchos niños disfruten de las ventajas de las escuelas, los terrenos de juego y las clínicas del medio urbano. Sin embargo, esas mismas ciudades también son escenario de algunas de las mayores inequidades en materia de salud, educación y oportunidades para la infancia.
En numerosas regiones, la infraestructura y los servicios no guardan proporción con el crecimiento urbano, y no satisfacen las necesidades básicas de los niños. Las familias que viven en condiciones de pobreza a menudo pagan más por servicios de inferior calidad. Por ejemplo, el agua puede costar 50 veces más en los vecindarios pobres donde los residentes se ven obligados a comprarla a proveedores privados, que en los vecindarios más ricos, donde los hogares están conectados directamente a las tuberías maestras.
Las privaciones que afrontan los niños y las niñas en las comunidades urbanas pobres con frecuencia quedan ocultas por los promedios estadísticos que no distinguen entre los residentes ricos y los residentes pobres de las ciudades. Cuando promedios como estos se utilizan en la formulación de políticas urbanas y en la asignación de recursos, las necesidades de los más pobres pueden pasarse por alto.
Es crucial prestar especial atención a la equidad; en otras palabras, dar prioridad a los niños y las niñas menos favorecidos, dondequiera que vivan. UNICEF insta a los gobiernos a otorgar a los niños un lugar central en los procesos de planificación urbana, y a ampliar y mejorar los servicios para todos. Para comenzar, se requiere información más precisa y rigurosa para poder identificar las desigualdades entre los niños de las zonas urbanas, así como también para superarlas. La escasez de datos de esta naturaleza demuestra que estas cuestiones no se han tenido debidamente en cuenta.
El informe hace un llamamiento para que se reconozcan en mayor medida los esfuerzos de las comunidades para abordar la pobreza urbana, y ofrece ejemplos de asociaciones efectivas con personas pobres de las ciudades, incluyendo niños, niñas y adolescentes.
En el plano mundial, UNICEF y el Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Hábitat) han colaborado durante 15 años en la Iniciativa de Ciudades Amigas de los Niños, creando asociaciones para dar a la infancia un lugar preponderante en los programas urbanos, suministrando servicios, y estableciendo zonas protegidas para que los niños y las niñas disfruten de la infancia sana y segura que merecen.
UNICEF considera a la tasa de mortalidad de menores de 5 años (TMM5) como “el indicador principal de progreso” en el nivel de bienestar de la infancia. El primer país de la lista es Somalia, con 180 muertos menores de 5 años cada 1.000 nacimientos. Lo siguen Malí, Burkina Faso y Sierra Leona.

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